Postulado científico que determina que, a medida que aumenta el número de casos o fenómenos eventuales observados, la irregularidad en los mismos decrece hasta convertirse en una constante, ya que las discrepancias que se obtengan en un sentido terminan anulándose con las que se obtienen en sentido contrario. La ciencia actuarial se basa en esta ley para el cálculo de las primas que deben aplicarse en la cobertura de riesgos.

 

 
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